Trece años pasaron desde la última vez que vistió la camiseta granate, del club actual pentacampeón del fútbol de Catacaos, en la región Piura. El último torneo que había jugado fue en 2012 con el Club Defensor Nuevo Catacaos, pero este 2025, Ericsson Lachira Arévalo regresó con fuerza.
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Conocido como Ojón ―ahora mal llamado la Bestia―, Ericsson es un jugador de aquellos que aman la camiseta. De esos futbolistas de barrio, que la sudan, que corren todo el partido, que reclaman cualquier injusticia en la cancha, de aquellos que no reciben grandes cantidades de dinero, de esos que incomodan a los centrales y de esos que ya no existen.
Cumplirá 43 años el 27 de mayo, incluso más que Paolo Guerrero, pero corre como un chiquillo de 20. Muchos se preguntan cómo lo hace y la respuesta es sencilla: juega en los campeonatos máster en el Bajo Piura, mantiene el físico en forma y ha tenido muchas glorias.
La revancha de Ericsson Lachira
Pero aún le faltaba sacarse una espina con la granate de Catacaos. Con el equipo de su barrio tenía una deuda desde hace más de 20 años cuando perdieron la categoría ante el Círculo Rojo de Villa La Legua.
En aquella oportunidad, un tiro de esquina del Ojón, en los últimos segundos del partido, pasó besando el travesaño y ahogó el grito de gol de toda la tribuna donde entran más de 1500 personas sentadas. «¡Cómo no entró ese balón, iba a ser olímpico!», se recriminaría un antiguo dirigente años después.
Sin embargo, los años pasaron y Ericsson Lachira volvió a comandar el ataque de la Máquina Granate, pero la revancha sería hasta el domingo 30 de marzo de 2025 frente al Sport Blondell de Catacaos. «El fútbol da revanchas», solemos decir siempre en el deporte rey. Y eso le pasó al Ojón, quien fue fuertemente ovacionado.
Corría el minuto 36 del primer tiempo, el marcador estaba 0-0 pero el Nuevo Catacaos tenía un tiro libre a favor. Franklin Chero lo cobró, centró al área y ahí estaba el Ojón para darle el pase a Elvis Paz quien, de un certero cabezazo, venció a Cristopher Pacheco, arquero del equipo rival. Revancha cobrada, aunque todos en la tribuna hubieran querido gritar un gol de Ericsson Lachira.